La manipulación de los algoritmos podría estar dirigiendo tus creencias sin que lo sepas

 

En la era digital, la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable para la vida cotidiana. Las redes sociales, en particular, han transformado la forma en que interactuamos y consumimos información, en la forma en la que nos aproximamos a la realidad, en la manera que nos formamos una visión del mundo. Sin embargo, el lado oscuro de esta tecnología ha surgido en los últimos años, y se ha planteado la preocupación de que los algoritmos de las redes sociales puedan estar dirigiendo y manipulando el pensamiento libre de los individuos.

Desde la publicación de "1984" de George Orwell, se ha especulado sobre la posibilidad de que la tecnología pudiera ser utilizada para controlar y manipular a las masas. En los últimos años, la preocupación ha ido en aumento, pues algunos comportamientos podrían ser indicios de que los algoritmos de las redes sociales, lejos de democratizar la información como se ofertó en un principio, están siendo utilizadas para dirigir el pensamiento de una sociedad mediatizada casi exclusivamente a través de estas plataformas informáticas.

En su icónica novela, ambientada una realidad distópica, en la cual cada aspecto de la vida pública o privada de las personas son reguladas y vigiladas por el ojo omnipresente del Gran Hermano, Orwell presenta un mundo en el que la verdad es manipulada y controlada por el Estado para mantener el control sobre la población. La obra propone varias técnicas utilizadas para lograr manipular la verdad y controlar la información en la sociedad ficticia de la novela.

Una de las técnicas principales que se presenta en la novela es la "doblepensar", una capacidad que permite sostener simultáneamente dos ideas contradictorias en la mente y aceptar ambas como verdaderas. Esta técnica se utiliza, según la obra de ficción, para manipular la percepción de la realidad y controlar el pensamiento.

En el contexto de las redes sociales, sería difícil aplicar el doblepensar en el sentido estricto de la obra, ya que las redes sociales no tienen la capacidad de obligar a las personas a creer en ideas contradictorias. Sin embargo, las redes sociales podrían contribuir a crear una atmósfera en la que la gente se sienta cómoda aceptando ideas opuestas o que cambian constantemente. Esto podría ocurrir si las redes sociales promueven discursos polarizados y extremos, como los que obervamos ampliamente hoy día, o si las noticias falsas y la información engañosa se difunden ampliamente en la plataforma.

En este caso, podrían encontrar información contradictoria en su feed de noticias, pero en lugar de cuestionarla, simplemente la aceptarían como verdadera. Además, los individuos podrían ser presionados socialmente para adoptar ciertas ideas o creencias, incluso si no están seguras de su veracidad o contradicen sus propias convicciones. Esto facilmente crearía un ambiente en el que las personas acepten ideas contradictorias sin cuestionarlas o considerar su coherencia interna, lo que podría considerarse una forma de doblepensar en la era de las redes sociales.

Por otro lado, en el régimen en "1984", Orwel crea un lenguaje nuevo llamado "neolengua" que se utiliza para limitar y controlar el pensamiento al eliminar palabras que se consideran peligrosas para el régimen. El concepto de libertad, por ejemplo, no existe en esa neolengua porque se considera peligroso para el régimen.

La elección de ciertas palabras y frases puede influir en la forma en que se percibe una noticia o evento, y puede utilizarse para promover una agenda o una narrativa en particular. Además, el uso de hashtags y otros términos de moda en las redes sociales puede ser utilizado para manipular la opinión pública y crear un sentido de urgencia o importancia en torno a ciertos temas.

En general, el lenguaje manipulativo y controlador sigue siendo una preocupación en la sociedad moderna, y es importante estar atento a cómo se utilizan las palabras y frases para influir en la opinión pública y limitar la libertad de pensamiento y expresión.

Otra técnica utilizada en la novela es la manipulación de los registros históricos. El Estado los altera y elimina para crear una versión de la historia que favorece al régimen y justifica su existencia. El protagonista de la novela, Winston Smith, trabaja en el Ministerio de la Verdad, donde su trabajo consiste en alterar los registros históricos para que se ajusten a la versión del régimen, todo esto bajo la vigilancia constante del Gran Hermano que observa a cada ciudadano desde una pantalla instalada en cada rincón de la vida cotidiana.

Serían muchos los ejemplos que podríamos mencionar al respecto, desde las veces que la Unión Soviética reescribió la historia para adaptarla a su ideología comunista, donde se presentaban a los líderes de la revolución como héroes de la Revolución Rusa y de la Segunda Guerra Mundial; el intento del partido nazi alemán de justificar la superioridad aria, minimizando los logros de las otras razas; hasta casos más locales como el intento de la Revolución Bolivariana de Venezuela, que ha presentado a un Simón Bolívar más zambo de lo normal, y el más comunista de los revolucionarios.

Las redes sociales se han convertido en un medio de comunicación masivo que moldea la percepción de la verdad en la sociedad actual. La mayoría de las personas utilizan casi exclusivamente estas plataformas para informarse desde cuestiones políticas, hasta sobre los fenómenos más superficiales de la farándula. Los algoritmos de recomendación personalizada y las noticias falsas son sólo algunos ejemplos de cómo la información que se presenta en las redes sociales puede ser manipulada para influir en la percepción pública.

La creación de burbujas de filtro en las que los usuarios sólo ven contenido que confirma sus propias creencias y perspectivas también puede ser problemática. Esto puede limitar la diversidad de opiniones y perspectivas, y puede llevar a una sociedad fragmentada y polarizada.

Este fenómeno es especialmente peligroso en un momento en que la polarización política y la desinformación son desafíos significativos. Los algoritmos pueden crear una percepción distorsionada de la realidad y limitar la capacidad de las personas para considerar puntos de vista alternativos. Esto puede llevar a la polarización y al rechazo de opiniones diferentes, lo que limita el pensamiento crítico y la capacidad de la sociedad para abordar problemas complejos y resolver conflictos.

La industria tecnológica ha prometido abordar este problema mediante la creación de herramientas para mostrar una mayor diversidad de perspectivas y promover el pensamiento crítico. Sin embargo, aún hay mucho trabajo por hacer para garantizar que la tecnología sea utilizada para el bien común y no para limitar la libertad individual.

Aún son muchos los puntos que podríamos abordar para demostrar lo complejo del tema. Fenómenos como la hegemonía de los monopolios que controlan las redes sociales, pasando por quiénes son los que determinan lo que es verdad o no, quién escoge la relevancia de los hechos o cual es el entramado que posiciona la agenda de lo que la población debe ver, escuchar, pensar y creer.

La responsabilidad recae, en última instancia, en los usuarios de las redes sociales para tomar medidas y limitar la manipulación de los algoritmos. Al buscar fuentes de información diversificadas y cuestionar nuestras propias creencias, podemos reducir el efecto de los algoritmos de las redes sociales y fomentar un pensamiento crítico más sólido.

Los algoritmos de las redes sociales representan un desafío significativo para la libertad individual y el pensamiento crítico. Sin embargo, al ser conscientes de los riesgos y tomar medidas proactivas, podemos garantizar que la tecnología se utilice de manera responsable.


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